Reconozcámoslo, Misión Imposible es la mejor de su rubro. Con esta última entrega, ya no queda duda de la gran intuición de Tom Cruise para la elección de los directores de cada uno de los capítulos de su serie. Hagamos un poco de memoria. En 1996, recuperó, para la industria, al maestro Brian De Palma, que hizo una película impecable, un delirante juego de identidades y acrobáticas secuencias, que no cuesta trabajo recordar. Cinco años después, vendría la segunda parte a cargo de John Woo, quien le otorgaría el glamour y el barroquismo tan propio de su estilo, pero fue demasiado para cierta crítica que la denostó sin piedad. Sin embargo, vista ahora, la película recupera mucho del brillo y desenfreno que en su momento paso desapercibido. El 2006, le daría la oportunidad un talentoso realizador de televisión que, con la tercera entrega, hizo su salto a la gran pantalla. J.J. Abrams le inyectó vértigo a la serie, un villano de antología a manos de Philip Seymour Hoffman, y nos mostró una faceta desconocida del agente Hunt: su vida familiar. Ello fue suficiente para seguir manteniendo en buena salud la marca Misión Imposible. Para este cuarto capítulo, los productores Cruise y Abrams buscaron al nuevo cineasta encargado en uno de los terrenos más insólitos que se pueda imaginar: la animación. Brad Bird, responsable de esas joyas que son El gigante de Hierro (1999) y Ratatouille (2007), tendría la dura misión de dirigir su primera película de acción en vivo, un reto sumamente exigente y que genero mucha expectativa.
El resultado es, sin lugar a dudas satisfactorio, la acción es trepidante, como debe ser y como todo el público lo espera. La trama pasa a un segundo plano, pues es lo suficientemente entendible: dos bandos plenamente identificables, y otra vez el mundo está en peligro, al borde de un ataque nuclear. Pero, ¿esto realmente importa a estas alturas?, ¿acaso muchos recordarán lo que era Quimera en la segunda entrega? Aquí tenemos un argumento convencional con una puesta en escena inspirada, Bird ha salido airoso de su debut en la acción real. El material con el que cuenta, fácilmente, podría habérsele asignado al agente Bond, pero la diferencia radical está en el cerebro detrás de las cámaras: un director de orquesta que lleva al espectador de secuencia en secuencia, prácticamente no le deja respiro y el derroche de originalidad es evidente. Mientras que de la saga del personaje de Ian Fleming apenas puede uno acordarse de los directores más importantes que participaron en ella.
Tom Cruise al borde de los cincuenta años vuelve a interpretar a Ethan Hunt; a estas alturas de su vida es probable no vuelva a tener jamás los buenos roles dramáticos que tuvo cuando era la promesa de la industria. Por eso, cuida y planifica al detalle cada una de las entregas de la serie y en especial la elección del director. Ha sabido consolidarse como el protagonista absoluto de la saga, donde, sin embargo, hay espacio para que cada uno de los secundarios pueda lucirse, como por ejemplo, el comediante Simon Pegg. Para mal de muchos, la presencia de Cruise es irremplazable por lo tanto, en algún momento la serie habrá que terminar. ¿No sería delicioso que De Palma veinte años después, pongámoslo así, clausure las peripecias del espía?
Misión Imposible 4 es un espectáculo de tensión y adrenalina que nos lleva de Dubai a Moscú, de Budapest a Bombai, de Vancouver a San Francisco… Un circo de ilusiones que finaliza con el Kremlin estallando en mil pedazos. Un reto a los sentidos y al vértigo más extremo a casi 900 metros de altura, para luego dar paso a una vibrante persecución bajo una tormenta de arena solo posible gracias a un gadget tecnológico… Y entre cada set pieces, en esos momentos de calma, están los actores dándonos las coordenadas de la siguiente aventura, la información precisa para que la historia guarde la lógica narrativa necesaria. Aunque suene extraño, Brad Bird ha realizado su primera cinta de animación con actores de carne y hueso, es así que no podemos exigirle verosimilitud a la película sino emoción e intensidad de la acción; y en ese sentido, el director de Los increíbles ha dado un paso más allá en el género. Ha sabido también aportarle una dosis de humor que no existía antes, uno que acopla perfectamente a la pieza de relojería que es la película pues permite que nos distendamos, que recobremos un poco del aliento, y porque no, potenciar el suspense del siguiente acto de pirotecnia visual que nos tiene reservado. Bird ha dado cátedra en el cine de acción y rentabilidad a la franquicia, factores que raras veces suelen coincidir.
MISSION: IMPOSIBLE – GHOST PROTOCOL (Estados Unidos, 2011)
Dirección: Brad Bird
Guión: Josh Appelbaum, Andréc Nemec
Protagonistas: Tom Cruise, Jeremy Renner, Simon Pegg, Paula Patton
Duración: 133 minutos