Homenaje a Hugo Chávez de Oliver Stone en el FESTIVAL UNASUR 2014

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La noche del domingo el complejo Cinema Center, principal sede de exhibición de la tercera edición del Festival UNASUR Cine, se vistió de gala para presentar el documental del norteamericano Oliver Stone: Mi amigo Hugo. A este documental no se le puede reprochar absolutamente nada, pues si de entrada, Stone le coloca tal título, y eso es lo que precisamente nos ofrece en los 51 minutos que dura el proyecto que evidentemente recibió todo el apoyo del gobierno bolivariano de Venezuela.

El cineasta Oliver Stone desde el primer fotograma rinde un personalísimo homenaje a su amigo, el comandante y presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías. No es pues un documental biográfico pues en ese caso si se le podría tildar de poco riguroso, de un subjetivismo cuasi descarado y de obviar una obligatoria y exhaustiva investigación en la preproducción. Pero este no es el caso.

Mi amigo Hugo es exactamente lo contrario, es el devoto testimonio de admiración de un ex soldado a otro, de un camarada a otro, que puede merecer aplausos para muchos correligionarios, incluso la ovación al final de la película no se hizo esperar. Pero lo que considero sí digno de admirar es la convicción con la que Stone asume esta deuda audiovisual por la temprana muerte de su revolucionario amigo; el convencimiento y el afecto que lo une al comandante es de subrayar y en esa justa dimensión que encontré a la película muy disfrutable.

No está en discusión aquí, si estoy de acuerdo o no con el pensamiento chavista, ni que si el festival UNASUR Cine tenga o no una orientación política que lo ligue a la corriente ideológica del país llanero, sino los valores del documental en sí. En ese sentido, esta película se inscribe perfectamente en ese subgénero de documentales testimoniales, aquellos que tratan afectos íntimos y filiaciones al descubierto. Obviamente puede ser difícil despercudir el tinte político, si es que, por ejemplo, desfilan casi todos los presidentes de Sudamérica elogiando las virtudes del fallecido presidente. Pero si uno se puede sustraer de ese detalle -ciertamente pesado- se puede vislumbrar rezagos o chispazos de la obra de un autor de interés que en el pasado fue alabado en forma unánime por crítica y público.

Si anteriormente, Stone había denunciado apasionadamente conspiraciones, guerras y asesinatos provocados por y al interior de su propia nación, este pequeño trabajo no se encuentra en coordenadas muy distantes. Solo que ahora el personaje en cuestión tiene más detractores que adeptos a nivel global. Por lo tanto, queda más en evidencia la postura amical del cineasta y su preferencia por los líderes controvertidos de esta parte del planeta. Ahora Stone, parte con esa desventaja, y obviamente muchos descalificaran su trabajo sin haberlo visto siquiera.

El idealismo con el que Stone nos presenta a su amigo, mediante declaraciones de sus compañeros y personal más allegado, y otros mandatarios que abiertamente lo admiran, es lo más resaltante de este propagandístico y televisivo documental. No queda duda que Oliver Stone tiene las cosas claras en lo que a Hugo Chávez respecta: un gran amigo que perdió inesperadamente y al que extraña sobremanera; y por extensión este documental vendría una declaración de amor al pueblo venezolano que ha sabido continuar la revolución aún sin la presencia física de su líder. Como se aprecia, se trata de película que se presta como pocas para la polémica.