Con la proyección del filme documental «Vilca, la magia del silencio» se inauguró el Festival de las Alturas

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La imponente figura de Ricardo Vilca, uno de los músicos más representativos y originales del noroeste argentino es el protagonista absoluto de Vilca, la magia del silencio, película que abrió la quinta edición del Festival Internacional de Cine de las Alturas, que se celebra en la provincia argentina de Jujuy.

El Festival Internacional de Cine de las Alturas fue inaugurado en San Salvador de Jujuy a sala llena en una de sus principales sedes: el Annuar Shopping Center. Se dieron cita el gobernador de la provincia Gerardo Morales, el ministro de Turismo y Cultura de la Provincia, Federico Posadas; el intendente de Palpalá, Pablo Palomares, y el secretario de Cultura y Turismo de la Municipalidad capitalina, José Rodríguez Bárcena. Por parte de la organización estuvieron los directores artísticos del certamen, Marcelo Pont y Daniel Desaloms, la productora ejecutiva, Diana Frey, la productora general Jimena Muñoz y el coordinador Facundo Morales. Además, claro está de los realizadores de los filmes en competencia, los miembros del jurado calificador y otros invitados especiales.

«Este día es muy especial, ya que no es una edición más, después de cinco años de desarrollo estamos en el modelo de festival que siempre soñamos. Un evento que reune Jujuy con los países andinos de Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. El único de cine andino de todo el continente» declaró Daniel Desaloms, visiblemente contento. Después agregó, «Estamos conformes y convencidos que el éxito de este festival radica en la seriedad y originalidad del proyecto».

Por su parte Marcelo Pont, expresó su alegría por el crecimiento del evento: «Estamos muy felices de ver que el festival crece en calidad y va llegando a mas lugares del mundo».

El máximo invitado del festival, también estuvo presente en la gala inaugural, el argentino Ricardo Aronovich, uno de los directores de fotografía más importantes de los últimos tiempos, quien formará parte de las actividades académicas de esta edición.

 

EL HOMBRE QUE ESCUCHABA A LAS PIEDRAS

El film, dirigido por los argentinos Ulises de la Orden y Germán Cantore, tuvo su estreno mundial en el marco del festival jujeño. Cabe mencionar que es la primera ocasión que un trabajo documental inaugura el certamen. Siempre se había contado con obras de ficción, recordemos que el año pasado rompieron fuegos con la notable Wiñaypacha, del peruano Oscar Catacora.

Debo confesar que tenía mis dudas sobre la elección del título. En primera instancia, porque es inusual programar un documental en una función tan importante donde definitivamente los cinéfilos somos minoría. Después por ignorancia, por desconocer a un personaje emblemático como Ricardo Vilca (1953-2007). Músico popular, nacido y criado en el noroeste argentino, en la Puna y sus quebradas. Pero que la última etapa de su vida vio como su obra desconocería de fronteras. Tuvo un inmenso éxito en Buenos Aires, y ello significó que sus melodías llegaran a destinos inhóspitos como Kosovo o Madagascar.

La propuesta fílmica de los realizadores, se nutre por un valioso material inédito del propio maestro Ricardo Vilca, en múltiples presentaciones artísticas. Así como los testimonios de sus amigos, colegas y familiares.

El documental nos describe a Vilca como un autodidacta en lo que se refiere a su oficio central. La inspiración musical surgía de su propio espíritu y la naturaleza que le rodeaba. Sonidos que se encargaría de traducir en composiciones melódicas en la soledad de su Quebrada de Humahuaca y la Puna jujeña. Pero su talento no se conformaría con ello, pues le impregnaría reminiscencias de jazz o música clásica, por ejemplo. Otorgándole un estatus de sinfonía universal, y de paso, romper los clishes sobre lo que es, lo que se espera o debe ser, la música andina.

También fue maestro rural enseñando lo que sabía hacer. Pero ante todo fue un ser sensible cuyo proceso creativo, se basaba en el profundo entendimiento y respeto hacia su entorno. Los vientos y los ruidos de las montañas, los dolores y alegrías de sus paisanos. Todo ello está perennizado en el íntegro de su obra melódica, y que hoy finalmente cuenta con una película documental que se constituye en la mejor manera de aproximarnos a su música.